Capítulo 3: Los Habitantes del Pueblo
Elena se encontró rodeada de figuras sombrías, sus rostros cubiertos por capuchas negras. Ninguno hablaba, pero sus ojos brillaban con un resplandor siniestro bajo las sombras. Antes de que pudiera correr, uno de ellos se adelantó, levantando una mano en señal de paz.
"Te estábamos esperando", dijo una voz suave, pero cargada de una autoridad que le hizo temblar. Elena dio un paso atrás, tropezando con la puerta de la casa que había dejado atrás.
"¿Esperándome? ¿Por qué?", preguntó, intentando mantener la calma.
La figura que había hablado inclinó ligeramente la cabeza. "El bosque elige a los suyos. Siempre ha sido así. Ahora, eres parte de él."
Elena sacudió la cabeza, negando con vehemencia. "No. No quiero ser parte de nada de esto. Solo vine a explorar."
Las figuras no se movieron, pero el aire a su alrededor parecía volverse más denso, más oscuro. De repente, uno de ellos levantó un espejo ovalado, cuya superficie brillaba con una luz espectral. Cuando Elena miró en su interior, no vio su reflejo, sino una imagen distorsionada del bosque, un lugar donde las sombras caminaban como seres vivos.
El espejo comenzó a brillar intensamente, cegando a Elena por un momento. Cuando la luz se desvaneció, las figuras ya no estaban. Solo quedaba el espejo, ahora mostrando algo aún más aterrador: su propia figura atrapada dentro, mirando hacia afuera con ojos de desesperación.
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